domingo, 7 de febrero de 2010

Balí III: Turismo y Espectáculo


Los bailes y las representaciones teatrales son una parte más de los rituales religiosos balineses, una parte de su cultura que pone de manifiesto la devoción que procesan hacia las divinidades. En las últimas décadas la promoción del turismo ha enfocado hacia el conocimiento de otras culturas ofreciéndo simultáneamente placer y conocimiento.Algunas de las más puristas maestras de la danza muestran su preocupación por la paulatina desaparición del verdadero espíritu de perfección de las danzas balinesas. Parte del repertorio está desapareciendo o está perdiendo su contenido espiritual en beneficio de las danzas interpretadas durante las actuaciones para los turistas. La cultura se muestra al espectador, ya no como una representación ritual, si no como una representación espectacular. Muchos de los rituales propios de la cultura balinesa se han visto desarticulados o ultrajados para poder ser representados para los turistas. En muchas de las ocasiones la sacrilidad de estas danzas se ve cesgada en pro del disfrute del turista, reduciendo la duración de las mismas o intepretando las partes mas atractivas.

La mirada del espectador foráneo sobre estas representaciones rituales reside en la novedad, en la potencialidad que tiene de ser exótico y extraño. Es díficil afirmar que en las actuales condiciones de subdesarrollo, la frágil identidad de un grupo se vea fortalecida para ser actores de sí mismos. También como muchas de estas danzas han sido arrancadas de sus lugares originales de representación para hacerlos en a los turistas, en algunas ocasiones los propios hoteles cuentan con espectáculos para que la experiencia turística sea aún mucho mas intensa. Los turistas disfrutan de una visión edulcorada de la rica cultura balinesa.

Hay que tener en cuenta que desde muy pequeños los niños son formados en el aprendizaje de las diferentes danzas balinesas siguiendo los movimientos de sus maestros y aprendiendo la riqueza del lenguaje gestual de dedos, manos, cabeza y ojos. En un acto de generosidad para con la comunidad, un legado que se ve manchado por las ansias de la voraz industria turística que los toma como objetos extraños y extraordinarios para el disfrute del foráneo.

Existen cientos de danzas diferentes, desde las simples representaciones en las que intervienen un solo bailarín o bailarina hasta las multitudinarias procesiones en las que cientos de mujeres desfilan camino del algún templo para realizar sus ofrendas. Muchos de estos bailes serán difíciles de encontrar por el turista ya que se tratan de escenificaciones creadas específicamente para ciertas ceremonias religiosas.

Muchas de estas danzas se remontan a una era precolonial, cuando el hombre occidental aún no había pisado estas tierras. Hay que comprender cuales son los límites de un desarrollo atroz y que supone para la sacralidad de algunas de estas ceremonias el ser expuestas ante los ojos de cualquier turista. Es necesario replantear el modelo turístico, aunque hoy en día donde la masificación y los tour operadores se hacen con el control de determinados paraísos, esto parece una utopía.

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